Mientras que la enseñanza como actividad dirigida a proporcionar recursos y actividades para producir aprendizajes, no pasa de ser en el fondo más que una actividad puramente instrumental y técnica cuyo fin último radica en adquirir habilidades, destrezas y conocimientos de diverso tipo, la pedagogía por el contrario, no puede ser reducida a una simple o más o menos sofisticada tecnología, porque su sentido radica en hacer posible la educación y la vida, y para ello, claro está, no serán nunca suficientes ni los más refinados y excelentes recursos, ni las más bienintencionadas y ajustadas leyes.
Tenemos pues ante nosotros, uno de los libros de pedagogía y educación más apasionantes de la literatura juvenil de los últimos tiempos, sobre todo porque aunque toda la historia se desarrolla en torno a un centro de enseñanza en el que se expiden títulos académicos más o menos útiles para el mercado de trabajo, cualquier lector podrá comprobar que no hay en él una sola página en la que no encontremos un vibrante latido de pasión, sentimientos, compromiso, responsabilidad y amor por la vida en todas sus dimensiones.
“Como agua entre los dedos” bajo su visible estructura literaria en la que se relata la historia de un grupo de jóvenes que lucha decididamente por cambiar las condiciones educativas y de convivencia de su contexto escolar y social concreto, no solamente es una narración que denuncia el violento y asesino racismo presente en las bandas neonazis, sino sobre todo un libro que anuncia y pronuncia la posibilidad de que la educación es radicalmente indispensable en cualquier proceso de humanización y de desarrollo personal y comunitario. Se trata pues de un libro cargado de esperanza activa desde la convicción de que la educación tal vez no sea más que un acto de acompañamiento y descubrimiento de los dos valores sin los cuales la existencia humana carecería de sentido: el amor y la vida.
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